Art Nouveau Revival en el Musée d’Orsay
¿Somos hijos del modernismo? El ejercicio que nos propone el Musée d’Orsay para este invierno es de lo más divertido y didáctico. El planteamiento es comparar multitud de diseños y objetos de la vida cotidiana de dos épocas distintas: la época del modernismo y los años de la segunda mitad del siglo XX, con el propósito de demostrar que el modernismo fue una corriente artística con un impacto tremendo en nuestras vidas, desde nuestros muebles a la moda, desde la joyería al cine, del diseño gráfico a la publicidad…
A ese boom de la línea curva, de la asimetría, de la estilización de las formas, de las imágenes sensuales y casi eróticas, de la inspiración en la naturaleza, a esa orgía de fantasía y exotismo que a principios del siglo XX significó el modernismo (que en el resto de Europa se le conoció como Art Nouveau), le sucedió una época de descrédito y minusvaloración en la cual lo Nouveau pasó a ser sinómino de retrógrado, de ridículo. Sólo el alma libre de Dalí fue un oasis en la larga travesía del desierto que cruzaba el movimiento modernista, porque el pintor surrealista fue una de las poquísimas voces que se alzó para defender a los Gaudí, Horta, Guimard, Mucha, Domí¨nech, Klimt y compañía.
Habrían de pasar muchos años, hasta la llegada de los nuevos materiales de los años 60, del diseño orgánico, del LSD, del grafismo psicodélico, de las divertidas portadas de los elepés, de la liberación del color, del renacer del naturalismo… para que los creativos volvieran la vista hacia aquellas formas modernistas de principios de siglo. Efectivamente, la estética de los años 50, 60 y 70 sientas sus bases, como bien plasma esta exposición, en los fundamentos que muchos años atrás habían construido los artistas modernistas.
Art Nouveau Revival está abierta del 20 de octubre al 4 de febrero de 2010. El museo (Metro Assemblée Nationale) se encuentra frente al Sena, a la altura de las Tullerías, en pleno centro de la capital francesa.
Lo que el Musée d’Orsay pretende decirnos, al fin y al cabo, es que el gran logro del legado modernista no es su influencia en el arte posterior, sino más bien en la vida posterior, porque su herencia, en los años 60, pero también hoy, se deja ver en todas partes: en un logotipo corporativo, en un anuncio, en un decorado, en un concierto pop, en una revista o en unos grandes almacenes de diseño.