Carlos Fernández Salinas: «En todos los barcos teníamos una pequeña biblioteca»
El gijonés Carlos Fernández Salinas se adjudicó la decimosegunda edición del Premio Eurostars Hotels de Narrativa de Viajes, con su obra Los marinos prudentes leen las olas entre paréntesis, que en unos meses podrán disfrutar todos los clientes de Eurostars Hotels en las habitaciones de los cerca de 90 hoteles de la cadena.
Se trata de una novela ambientada en el mundo del mar, que el autor conoce a la perfección porque durante buena parte de su vida ejerció como marino, y en la que hay recuerdos, leyendas y, sobre todo, pasan cosas.
¿Qué supone para usted haberse adjudicado el Premio Eurostars Hotels de Narrativa de Viajes?
Que un jurado del calibre del Premio Eurostars Hotels de Narrativa de Viajes te diga en tu primera novela, «nos ha gustado tu obra y la seleccionamos de entre casi de 200 presentadas a concurso» es una gran satisfacción y da un sentido a mi ilusión.
¿Por qué ese título?
Alude a la prudencia, que en el mar es fundamental. Los pescadores salen de madrugada a pescar porque es cuando mejores piezas sacan, ya que hay luz suficiente para ver la carnada pero no la suficiente para ver el anzuelo la red. Al llegar a puerto, se suelen encontrar la bocana cerrada por esa mar tendida que rompe. Entonces los marinos ponen en práctica esta técnica: cuentan esas olas que vienen como en trenes y hay un momento que hay un paréntesis en el que se pueden colar y llegar a puerto.
¿Qué es para usted la literatura o la narrativa de viajes?
Hace unos años, la gente para viajar no tenía las facilidades que tiene ahora. Antes, la persona que quería conocer mundo tenía que buscarse otras vías, y una ellas era la de hacerse marino. La manera de viajar del marino de antes es muy distinta. Hoy las tripulaciones son muy reducidas, se está muy poco tiempo en cada destino, pero entonces había la posibilidad de descubrir otros países.
La obra con la que ha conseguido el Premio Eurostars de Narrativa de Viajes, ¿es un libro introspectivo?
Hay de todo un poco. Hay muchas cosas que son auténticas y otras no. En el mundo del mar las sobremesas son muy largas, de muchas horas, sobre todo después de cenar en las que todo el mundo contaba anécdotas, algunas exageradas, en las que las olas de 5 metros eran de ocho o de diez. Todas esas historias te van calando y yo las he aprovechado para integrarlas en este libro.
El libro recoge también un viaje por los recuerdos, no sólo geográfico. ¿Un buen libro de viajes debe también que basarse en esa experiencia vivida, en esos recuerdos?
La clave de cualquier escritor es conectar con el público y eso sólo lo consigues si no eres sincero. Cuando lees es importante que te puedas imaginar lo que está sucediendo y que te lo creas, aunque sea una situación absurda, pero la clave está en que el lector perciba una sinceridad en lo que lee. Por eso los grandes escritores llegan muy bien a los jóvenes, porque son muy sinceros.
¿Cuáles son sus referentes?
La lista sería bastante larga, pero me quedo con los grandes escritores del mar. El más famoso quizás Joseph Conrad, que también fue marino. Yo estuve en la zona del centro de ífrica en la que pasa El Corazón de las tinieblas, que luego Coppola trasladó a la guerra del Vietnam en Apocalypse Now. Es un paisaje y una realidad realmente durísima, y Conrad la describe a la perfección en el libro. Jack London es otro autor que me gusta mucho y que también navegó.
¿El viaje es un buen momento para la lectura?
Sin duda. Y cuando yo viajaba en los barcos fui cuando más leí en mi vida. En todos los barcos teníamos una pequeña biblioteca y nos veíamos casi forzados a leer lo que hubiera, géneros muy diversos y autores de todo tipo. Pero sí, creo que es un momento ideal para leer, y si puede ser que lo leído esté ambientado en el lugar al que estamos viajando, mejor que mejor.