Carmen Mola en Wine & Books: «Madrid siempre renace»


El hotel Eurostars Madrid Tower 5* acogió ayer, 17 de marzo, una cata literaria Wine & Books  con Carmen Mola, en la que los tres autores tras el pseudónimo (Antonio Mercero, Agustín Martínez y Jorge Díaz) hablaron de su libro La Bestia, ganador del Premio Planeta 2021. Lo hicieron acompañados por el periodista de El País Juan Carlos Galindo, que ejerció de entrevistador.

El encuentro, celebrado en el exclusivo “salón panorámico” ubicado en la planta 30 del hotel, reunió a más de 120 amantes de la literatura, que durante su charla repasaron el proceso de documentación de La Bestia y transmitieron el interés que existe por realizar una versión audiovisual de la novela. El coloquio estuvo seguido de una firma de libros, y el evento culminó con cóctel maridado por el vino Monólogo de Freixenet.

A continuación compartimos con vosotros la entrevista que les realizamos a los autores antes del evento:

¿Cómo era el Madrid de principios del siglo XIX?

Un Madrid oscuro, sucio, sin ley… Era casi una ciudad del antiguo oeste, en un punto de cambio. El mundo antiguo moría y el nuevo no terminaba de surgir. 1834, el año en el que se ambienta La Bestia, fue especialmente malo: la primera guerra carlista se había declarado y se temía que las tropas fieles a Carlos María de Borbón tomaran la capital; a esto se añadía la reciente muerte de Fernando VII y la regencia de María Cristina, en nombre de su hija Isabel, menor de edad.

El pueblo se rebelaba contra el clero, sólo dos años después llegó la amortización de Mendizábal; la cerca constreñía la ciudad y su crecimiento, y, por último, el cólera, una gran epidemia que asolaba la ciudad y las muertes se sucedían día tras día… Lo único bueno fue que, pese a todo, Madrid demostró una vez más su resistencia y acabó saliendo de las dificultades. Madrid siempre renace.

Carmen Mola
Carmen Mola en la cata literaria Wine & Books.

En el libro nombrans muchas calles y lugares de la capital. ¿Han investigado mucho esa época? ¿Cómo ha sido el proceso documental?

Madrid tiene grandes cronistas, como Mesonero Romanos. Nos hemos documentado mucho en sus obras. También Benito Pérez Galdós, autor de muchas novelas que reflejan el Madrid del siglo XIX. Nos han ayudado los artículos de Larra, los anuncios de los Diarios de Avisos, los periódicos de la época… La cartografía de la ciudad ha sido, a veces, complicada, no podíamos dar nada por hecho. Como ejemplo, decir que la calle Bailén, que según nuestras primeras fuentes ya se llamaba así en el 1834, sólo recibió ese nombre en septiembre de ese año y nuestra novela está ambientada en verano…  Para todo el que le interese, no puede dejar de visitar el Museo de Historia de Madrid, en la calle de Fuencarral.

¿Azotó mucho el cólera la ciudad?

La epidemia del cólera, que se repitió varias veces a lo largo del siglo XIX, fue especialmente virulenta. Muchos días los muertos se contaron por centenares y, además, no se estaba seguro ni de la causa que la provocaba ni de la forma de combatirla. Las medidas eran erráticas, muchas recordaban a las que se tomaron recientemente con la pandemia de coronavirus: confinamientos, cierres perimetrales, prohibición de reuniones multitudinarias, hospitales dedicados a los enfermos de la epidemia… Junto a eso, las creencias casi medievales y mágicas que muchas veces se imponían sobre las medidas profilácticas. Los meses de verano de 1834 fueron especialmente dramáticos.

«La epidemia del cólera, que se repitió varias veces a lo largo del siglo XIX, fue especialmente virulenta»

Carmen Mola

¿La población pensaba realmente que la enfermedad la diseminaban los curas y que era una estrategia del carlismo para derrocar a la monarquía?

Los bulos sobre la enfermedad iban en las dos direcciones. Los curas acusaban a los descreídos de atraer la enfermedad por su vida pecaminosa lejos de la Iglesia, los pobres acusaban a los curas de envenenar las fuentes para diezmar a la población madrileña y favorecer así la entrada de las tropas carlistas en la capital, también había quien relacionaba la falta de higiene con la propagación del virus y, en medio de todo esta confusión, había gente informada que sabía que el virus había golpeado ya en Europa y no tenía nada que ver con la clase social de la gente o con conspiraciones divinas o militares.

Como en todas las sociedades, la ignorancia se expande con más rapidez que la sabiduría. De todos los paralelismos que hay en La bestia con nuestro tiempo actual, este es uno de los más evidentes. Las fake news con las teorías conspiranoicas se extienden hoy como un reguero de pólvora y se están convirtiendo en un problema principal.

¿Qué clase de espectáculo eran las fantasmagorías que se describen en el libro?

A principios del siglo XIX se hicieron muy populares los espectáculos de espiritismo, magia y terror, que se celebraban en teatros pequeños y oscuros. Este es el origen de la fantasmagoría, que fue prohibida por la Iglesia tanto por su contenido, que convertía el mundo espiritual en un regodeo muy lucrativo y un tanto frívolo, como por la oscuridad que necesitaba el espectáculo, algo indecoroso para la sociedad puritana de entonces.

La fantasmagoría derivó entonces hacia un teatro de curiosidades, que mezclaba el fenómeno circense de talentos increíbles con el relato de hechos insólitos, de difícil comprensión. Un espectáculo en el que asombrarse y, a veces, reírse. En el tiempo de La Bestia, el teatro de la Fantasmagoría era muy popular, pero ya se conformaba con sorprender y entretener, más que con aterrorizar.

¿Cómo se escribe una novela a seis manos?

Es una pregunta que nos hacen mucho, supongo que es inevitable porque no es tan habitual encontrar a tres escritores mezclándose para generar una única historia. Sin embargo, ese trabajo de autoría colectiva es mucho más común en guion, ya sea de televisión o de cine, y, desde el principio, queríamos trasladar esa experiencia al campo de la literatura.

» Lo importante para que este sistema de trabajo funcione es anteponer la novela a los egos»

Carmen Mola

Más allá de cuestiones de organización, creemos que lo realmente importante para que este sistema de trabajo funcione es anteponer la novela a los egos. Hace tiempo que los personalismos invaden la creación artística, hasta al punto de que algunas veces uno tiene la impresión de que el autor es tan importante – o incluso más – que la obra. En nuestro caso, lo único importante es la obra. Y para poder hacer eso, uno debe aparcar su ego, no obsesionarse con que su idea sea la que finalmente quede plasmada en la novela, no intentar imponer un punto de vista personal, sino encontrar el punto de vista de Carmen Mola, que no es el de ninguno de los tres de manera independiente, sino la suma de los tres.

¿Cuáles son, para ustedes, los secretos de un bestseller?

Creo que nadie tiene acceso a esos supuestos “secretos” del bestseller. Si realmente hubiera unas claves determinadas, las editoriales estarían publicando únicamente bestsellers. El éxito comercial de una novela está completamente en manos de los lectores. Son ellos los que elevan un libro a la categoría de bestseller, igual que son ellos los que dejan de lado historias que no les interesan.

Desde el punto de vista del escritor, pienso que lo único que debe hacer – no ya para tener un bestseller, sino una buena novela – es respetar a todos los lectores. Ser consciente de que gente muy diversa va a leer tus páginas y que lo ideal es conseguir interesar a todos con tu historia, sin que eso signifique renunciar a nada de tu estilo o de lo que quieras contar.

Al final, tengo la sensación de que el éxito de ventas termina siendo una mezcla de circunstancias: una buena historia que, además de su valor puramente literario, es entretenida, la creación de unos personajes atractivos y de recursos de trama que puedan resultar novedosos, pero sobre todo una cuestión coyuntural: que el tema, el tono y el género elegido conecten con los lectores. Hay excelentes novelas que no han logrado ese éxito comercial porque quizá no era su momento. Y eso, el momento adecuado para una historia, es completamente impredecible.

Carmen Mola
Carmen Mola.

Por: Elena Jorreto.

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