El Wine & Books de Eduardo Jordá, Premio Eurostars Hotels de Narrativa de Viajes


Ayer, 22 de octubre, el hotel Eurostars Torre Sevilla 5* acogió una nueva edición de las catas literarias de Wine & Books, protagonizada por el escritor Eduardo Jordá. El narrador, poeta y traductor valenciano presentó su novela Pájaros que se quedan. Otoño en Pensilvania, ganadora del XV Premio Eurostars Hotels de Narrativa de Viajes. Jordá describe la realidad actual de la América profunda a través de su experiencia como profesor universitario invitado. Esto es lo que nos ha contado:

¿Cómo de puritana es la vida en Pensilvania?

Pensilvania es un Estado fundado por puritanos en el siglo XVII. No se puede comprar cerveza si no vas a una especie de almacén donde es obligatorio comprar un pack de 24 latas (si no vas en coche, evidentemente, no puedes comprarla). Creo que hace poco han suavizado la legislación, pero sigue siendo muy restrictiva. Hasta los 21 años no puedes beber alcohol en público. Con 18 te puedes comprar una ametralladora, pero no beberte una cerveza. Es así de disparatado.

¿Qué diferencias y semejanzas hay entre la universidad española y la americana?

Las diferencias son muchísimas. Ante todo, los alumnos pagan 50.000 dólares por curso, y como es evidente, no están para perder el tiempo. Además, los currículos son muy flexibles y un alumno puede estudiar a la vez Árabe clásico y Biología Molecular. Los profesores no son funcionarios. Y hay mucha movilidad porque siempre están llegando y saliendo profesores (como yo mismo, que fui “visiting scholar” durante un semestre).

Pero ahora, por desgracia, se ha impuesto una versión delirante de la corrección política que está destruyendo la universidad americana. En vez de leer el Quijote o leer a Flannery O´Connor, en vez de interpretar un relato por su valor simbólico y estético, se hacen lecturas puramente ideológicas que no conciben la literatura como un hecho estético, sino como un mero transmisor de ideología. Hay cursos absurdos sobre “La narrativa transgénero no binaria en el pueblo sukukuku de Nueva Guinea”. Estoy exagerando, claro, pero la cosa va por ahí. Y claro, eso es un desastre.

¿Es un problema serio la adicción a las drogas de los jóvenes americanos?

Sí, y cada vez más. Una de las razones del éxito de Trump radica en que hay extensas zonas de la América profunda -como Pensilvania- en las que la idea de la pequeña comunidad autosuficiente -con su iglesia local, su banco local, su escuela local y su fábrica local- se está desintegrando por completo. Una de las cosas que la gente no entiende en Europa es que en EEUU no existe el Estado tal como existe aquí: allí no hay seguridad social, no hay sanidad pública, no hay universidades asequibles.

La comunidad lo es todo, porque es lo único que tiene el ciudadano pobre o de clase media baja: el reverendo, el banquero, la maestra, el dueño de la fábrica, tus compañeros de trabajo… Pero si esa pequeña comunidad desaparece de golpe, y encima aparece la droga -con la epidemia actual de opiáceos y metanfetaminas-, esa gente que vive en las pequeñas comunidades entra en pánico y busca un salvador. Y ahí es donde ha aparecido Trump. En Europa no se lo toman en serio, porque es un patán, pero Trump es un tipo muy listo -por desgracia- y volverá a ganar, me apuesto lo que quiera.

Eduardo Jordá
Eduardo Jordá durante el Wine & Books del Eurostars Torre Sevilla 5*

¿El cierre de fábricas de acero anuncia un cambio de modelo económico en EE.UU.?

El cambio de modelo económico es universal (eso es la globalización): China produce bienes de todo tipo a muy bajos costes, África y América Latina proporcionan materias primas a muy bajo precio, y nosotros consumimos. El problema es de dónde sacamos el dinero para consumir. De momento, aún queda algo de dinero, pero ese dinero desaparecerá. Trump o los partidarios del brexit son como un pequeño dique que quiere contener la inundación, pero la inundación es imparable. Y eso da mucho miedo.

¿Cómo vivió el huracán Sandy?

Con miedo. Yo había vivido una tormenta tropical en Malasia, pero lo de Sandy era mucho más peligroso, o eso decían, porque también hubo mucha histeria. Hablaban de una tormenta nunca vista, la tormenta Frankenstorm. Por suerte, luego fue mucho menor de lo que parecía. Pero yo conocí en Manhattan al conserje de un colegio que llevaba 2 meses sin poder volver a su casa porque se había inundado todo el barrio litoral de Brooklyn donde vivía.

«El verso de Emily Dickinson que da título al libro se refiere a que los muertos se van a sus regiones cálidas, mientras que los vivos nos quedamos detrás, pasando frío»

Eduardo Jordá

A pesar de no vivir en una gran capital, describe Carlisle como una ciudad muy multicultural. ¿Qué nacionalidades predominan allí?

Toda América (EEUU) es multicultural, y eso que Carlisle sigue siendo un lugar mayoritariamente “blanco”. Pero hay bosnios (una pequeña comunidad de refugiados de la guerra), egipcios, rusos y muchos centroamericanos ilegales que trabajan ilegalmente en las granjas (mayoritariamente hondureños). Ahora mismo todo el mundo está muy bien integrado y no hay tensiones raciales. Pero si llega una nueva crisis económica -igual que en cualquier otra parte del mundo- aquello puede ser un polvorín.

El título del libro está tomado de un poema de Emily Dickinson. ¿Cómo describiría su literatura?

Muy bella y muy enigmática, como ella misma (hay una foto, la única que se hizo en vida, en la que la vemos así: una mujer muy frágil, muy hermosa, muy triste, muy pura. Su poesía es a veces muy difícil de entender, porque está repleta de simbología cristiana, pero también de acertijos sobre la muerte, la vida, la soledad, la inocencia… Pero es una poesía que te traspasa y te conmueve. No sé cómo lo hace, pero lo consigue.

¿Este libro le ha servido para reencontrarse con su padre?

Sí, es un homenaje a mi padre. Durante su vida tuve muchos enfrentamientos con él y viví un cierto distanciamiento emocional, aunque él siempre me quiso y me respetó y me cuidó. Ahora lo echo de menos todos los días. Cuando me despierto, al cabo de una hora, ya estoy preguntándome: “¿Qué me diría ahora papá?”

En el libro mi padre está presente desde la primera a la última página, aunque no lo parezca. El verso de Emily Dickinson que da título a este libro dice: “Somos -los pájaros- que se quedan”. Se refiere a que los muertos se van a sus regiones cálidas y tranquilas, como las aves que emigran en otoño, mientras que los vivos nos quedamos detrás, pasando frío, como los pájaros que se quedan. Pero con mi padre tengo la sensación extraña de que el ave que se ha quedado aquí ha sido él, y quien se ha ido, quien ha desaparecido, he sido yo.