Inocencio Arias: «Me impresionó la oratoria de Obama, el cinismo de Mitterand y la simpatía de Reagan»


El hotel Eurostars Rey Don Jaime 4* de Alicante celebra hoy, 7 de febrero, una cata literaria Wine & Books con el ex diplomático Inocencio Arias. El diplomático español  presentará su novela de memorias Yo siempre creí que los diplomáticos eran unos mamones (Plaza & Janés). En esta entrevista rememora sus vivencias como responsable de las relaciones exteriores de España en varios países.

¿Que le impulsó a emprender la carrera diplomática?

 La curiosidad. Me gustaban mucho los problemas internacionales, conocer gentes de otras culturas, saber por qué había guerras y por qué no se paraban.  Y, además, al terminar Derecho, vi que los diplomáticos no eran unos mamones sino personas normales, bien preparadas, que defendían a España. Una tarea que me gusta.

¿Qué cosas aprendió como secretario de embajada en Bolivia, su primer destino?

Un poco de todo, la veta española, lengua, religión, bastantes costumbres… Qué hay en Bolivia y la importancia de la veta indígena. El subdesarrollo generalizado, había casi 70 por cien de analfabetismo, la emigración, el abismo entre los países adelantados y la gente del altiplano andino, cómo vivían allí nuestros compatriotas y en qué se les podía echar una mano…

Inocencio AriasEn el libro menciona algunas situaciones peligrosas que ha vivido durante su carrera. ¿Cuál fue la más delicada?

Quizá durante la revolución portuguesa, un episodio histórico muy apasionante pero en el que durante unos meses el estado se desintegró, cuando asaltaron y saquearon nuestra Embajada. Fueron unos días preocupantes incluso para tu integridad física. Pocos días porque los portugueses son muy cívicos y pacifistas, pero los días existieron y pasamos miedo. Hay otras ocasiones, el asesinato de nuestros jesuitas en El Salvador…

Cómo diplomático, ¿le ha resultado fácil conciliar la vida laboral y familiar?

No fue extremadamente fácil pero tampoco muy complicado. Hay épocas de horarios diarios muy intensivos, cuando llegas a casa los críos casi se van a la cama, pero tampoco son épocas muy largas, no exageremos. Lo peor es cuando avanzada ya tu carrera te destinan a un país, al que tú vas profesionalmente muy gustoso, y no hay colegios de enseñanza media o universidades a los que puedan ir tus hijos. Esto significa que te vas allí con media familia, alguno de tus hijos se queda en tu provincia en España, tu mujer está a caballo entre los dos sitios… Este es el momento peor familarmente.

El protocolo tiene algunas normas que pueden dar lugar a situaciones curiosas, como no permitir que a una mesa se sienten 13 comensales. ¿Podría contarnos alguna más que le haga recordar anécdotas interesantes?

Lo de 13 a la mesa no es baladí. Hay gente que prefiere no sentarse y ya tienes un problema. Los mandatos religiosos también son peliagudos: Nuestro jamón arrasa entre occidentales pero si das una comida en la que hay varios musulmanes y el camarero sale primero con platitos de jamón y luego con varios vasos de vino tinto, sin naranjada o algo parecido, ya estás en otro lío porque alguno de ellos se considerará insultado.

De todas las personalidades relevantes que ha conocido, ¿cuál es la que más admira?

Admirar con arrebato no tantas. No los he conocido de cerca pero me ha impresionado la mente del político israelí Simón Peres (impresionante en dos entrevistas a las que asistí con él) , y la oratoria de Obama (a éste ni lo saludé y lo siento); el cinismo de Mitterand, la simpatía de Reagan o el carisma de Juan Pablo II ( lo sentías inmediatamente).

¿Cómo vivió el intento de golpe de estado del 23-F?

Con nervios y desde la oficina hasta las 6 de la madrugada. Era jefe de prensa de Exteriores y pasé la tarde y noche hablando por teléfono con nuestras Embajadas, enviando centenares de télex… Hasta que salió el Rey en televisión hacia las doce y pico de la noche el rato fue tenso. Oírlo nos tranquilizó y yo tranquilicé a las Embajadas que llamaban insistentemente.

En su opinión, ¿qué gobierno español ha cuidado mejor las relaciones internacionales?

Ninguno lo ha hecho mal, de los de la democracia. Ha habido diferencias en función de la personalidad del presidente. En este campo el de la política exterior (no hablo de la interior), Zapatero era el más flojo. No por ser más torpe sino porque el tema le interesaba menos, uno tenía la impresión de que le aburría. No es que no hablara idiomas, tampoco los hablaba Suárez, es que estaba deseando que terminaran las reuniones y sus interlocutores, a veces lo notaban.

En las decisiones que ha tomado durante su carrera, ¿cuál es la que le hace sentirse más orgulloso?

Muy, muy, muy, ninguna. Yo no me he sido muy importante. No era el torero principal, era un subalterno que estaba detrás, a veces pegado, de los importantes. Era reconfortante montar un programa de becas en un país en desarrollo o llevar el agua a pueblitos en el extranjero, pero también lo era explicar la situación española y el arraigo de la democracia a los periodistas extranjeros en la época de la Transición.

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