Miriela Rodrí­guez: «La fotografí­a nocturna es la fotografí­a del asombro»


La fotógrafa Miriela Rodrí­guez (La Habana, 1975) expone en el Hotel Eurostars Toledo 4* una serie de imágenes de la luna llena sobre el Alcázar. La muestra, titulada El Alcázar y la Luna. Plenilunio sobre Toledo, se inaugura el viernes 7 de octubre a las 19:00h.

¿Cuándo llegaste a Toledo?

Vivo en Madrid desde 2004, aunque ya habí­a estado en Toledo de visita años atrás. Desde que vivo en Madrid, Toledo ( y sus pueblos) son lugares que tengo el lujo de tener muy cerca. Es un lujo tener una ciudad como Toledo a menos de una hora de casa.

¿Qué hiciste la noche del 25 de diciembre de 2015?

Llevaba meses planificándolo todo. La Luna es un elemento que tiene mucho protagonismo en mis fotos, así­ que sabí­a que esa Navidad era especial. Ya tení­a las coordenadas y sabí­a dónde me tení­a que poner para que todo fuera perfecto.

¿Cuánto tardó la Luna en sobrevolar Toledo?

En ese momento para mí­ el mundo se para, estoy concentrada 100% en cada paso que da la Luna y en que todos los parámetros de la cámara vayan bien. La exposición, el enfoque… A mí­ se me hace todo súper rápido, pero según los datos raw de los archivos son unos 10-15 minutos desde que aparece al lado del Alcázar hasta que  se pone encima del monumento. Cuando la Luna está cerca del horizonte la ilusión óptica de los referentes terrestres hace que parezca que avanza más rápido ( y que sea más grande) que cuando está en lo alto del cielo.

¿Desde dónde tomaste las fotografí­as?

 Desde una explanada que hay en la cuesta de San Jerónimo.

¿Has realizado trabajos similares antes?

Sí­, como os decí­a la Luna está muy presente en mis paisajes. Siento una fascinación por ese satélite que es en gran parte responsable de la vida en nuestro planeta. Tengo en Consuegra (otro municipio toledano) una exposición en homenaje a Cervantes que tiene como protagonistas a la Luna y los molinos de viento.

¿Qué aporta la noche a la fotografí­a?

La ausencia del sol no es ausencia de luz. La Luna, las estrellas, las luces de las ciudades y las luces de nuestras linternas crean una atmósfera inusual y maravillosa que hace posible la fotografí­a nocturna. Es especial, muy diferente al resto de la fotografí­a, casi oní­rica. Creo que eso es lo que engancha a los fotógrafos nocturnos: poder enseñar algo que parece que no existe pero que existe; es la fotografí­a del asombro. Hay algo de magia impagable en esa foto que nos traemos en la tarjeta de la cámara, algo que tiene que ver con la honestidad y con la maravilla de hacer la foto en el terreno, no con un ordenador.

¿Volverás a sacar la cámara dentro de 34 años, cuando la Luna se vuelva a llenar el dí­a de Navidad?

Salgo con la cámara casi cada Luna llena. Lo que no he mirado aun es dónde me tendrí­a que poner esa noche, porque una cosa es que sea Luna llena y otra que el lugar coincida con un lugar real donde ponerse a hacer la foto sin que nada lo impida. Pero ¿quién sabe?