Viaje a las Islas Cí­es, el paraí­so de los dioses


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Los romanos las llamaron Islas de los Dioses, y The Guardian se inclinó ante su playa. En la entrada de la Rí­a de Vigo, el archipiélago de las Islas Cí­es es un paraí­so atlántico donde  las dunas, las aves y los turistas se sienten libres.

Unidas por el largo arenal de la Playa de Rodas, las islas de Monte Agudo y Faro forman con la de San Martiño un Parque Natural de más de 30 años. Los acantilados y la laguna que empapa el arenal favorecen un rico ecosistema, nombrado Zona de especial protección para las aves (ZEPA) por la Comunidad Europea.

islas-ciesLos humanos no se instalaron en las Islas hasta comienzos de la Edad de Hierro. Siglos después llegarí­an los romanos, que dejaron un anillo de oro de recuerdo. Hoy sólo las habitan los cuidadores del parque y las 2.200 personas autorizadas a visitar el archipiélago cada dí­a. Muchos quieren tomar el sol es sus playas de arena fina (sólo se bañan los valientes). Otros prefieren hacer senderismo por la ladera occidental, labrada por un océano que esculpe cuevas, acantilados y percebes.

Pero los verdaderos habitantes de las Islas son las gaviotas patiamarillas, el cormorán moñudo, el alcatraz y el halcón peregrino. Los erizos, las anémonas, las nutrias, los centollos… y los esporádicos delfines, focas y ballenas. En las rocas culebrean las lagartijas y el escáncer de cinco dedos, la raí­z de larga vida -que apenas se ve en España-, el barrón que sujeta las dunas con sus raí­ces y las flores amarillas del tojo.

Las Cí­es no son unas islas cualesquiera; son el escenario de un espectáculo natural al que se puede asistir en barco desde el puerto de Vigo. También se puede dormir allí­, pero la acampada está limitada, por lo que recomendamos el Eurostars Mar de Vigo.