Dario Laganí : «Si la fotografía detiene el tiempo, yo he decidido dar el mío a Berlín»
Dario Laganí es un apasionado de la Historia que saca partido a la fotografía para rescatar la memoria de Berlín. Curtido en el fotoperiodismo de Oriente Medio, este napolitano también ha logrado su particular efeméride al convertirse en el primer ganador del Premio Eurostars Berlín de Fotografía. Con la segunda edición en camino, nos cuenta los secretos para fotografiar una ciudad viva y en constante movimiento.
¿Qué te animó a instalarte en Berlín?
Berlín es la capital de Europa. Aunque los gobernantes no han entendido aún que significa ser europeo, los que vivimos y nos desplazamos con frecuencia podemos afirmar que formamos parte de la primera generación de ciudadanos europeos. Vivir en Berlín se convierte en una necesidad de pertenencia, en contraste con la exclusión que se respira en algunos países y ciudades.
¿Cómo descubriste el Premio Eurostars Berlín de Fotografía?
Estaba llevando a cabo un proyecto llamado Berlin by the Clouds, expuesto en la muestra del Instituto Italiano de Cultura de Berlín, y me atrajo la idea de que alguien buscase una visión dinámica de Berlín. Del mismo modo que me atraía la idea de que cualquier persona que estuviera de viaje por Europa pudiera despertarse en una habitación de hotel con fotos que retrataran la ciudad sin ningún estereotipo.
¿Tenías alguna idea previa de lo que querías fotografiar?
En los últimos 3-4 años he fotografiado prácticamente todo Berlín, tratando de capturar los contrastes, los cambios, las involuciones. íšltimamente he basado mi trabajo en los silencios de la noche, con una serie llamada Jeder stirbt fí¼r sich allein (Solo en Berlín) de la novela de Hans Fallada. La propuesta del concurso encajaba con mi trabajo y decidí aceptar el reto.
¿Por qué elegiste una panorámica de las nubes?
Las nubes de Berlín son muy rápidas, sobre todo en este periodo del año, destapando la ciudad de luz para después volver a cubrirla de una oscuridad gris. Y no te permiten adaptarte fácilmente. Cambian como la ciudad, continuamente desde 1920.
«Las nubes de Berlín cambian como la ciudad, continuamente desde 1920»
Tu tríptico muestra tres edificios: La Casa de las Culturas del mundo, la cúpula de la Puerta de Frankfurt y el Museo Judío de Berlín. ¿Por qué esos?
He hecho dos selecciones: una estética y la otra histórico-cultural. En el tríptico, si se observa bien, parece que las nubes pertenezcan a la misma imagen, hay una historia de continuidad. No quería tres fotografías ni una única imagen, sino la ilusión de la continuidad atravesando las instantáneas. La connotación histórica es también importante, ya que los tres edificios son símbolos del Berlín Oeste, de la historia del Holocausto y del Berlín Este. Es una forma de reconstruir el sentido de la ciudad en un único tríptico. Son elementos arquitectónicos, y la arquitectura es solo un signo de la Historia.
¿Cuál es el edificio que más te gusta?
He cambiado de opinión varias veces, porque cada edificio puede convertirse en un nuevo descubrimiento. Un edificio que recientemente me ha fascinado es el Palais am Festungsgraben, en Mitte. Tiene una historia muy compleja y desde la época prusiana se ha visto involucrado en la historia de las relaciones con la Unión Soviética. Durante toda la Guerra Fría fue el Palacio de la Cultura de la Unión Soviética y después de los 70 albergó una Sala de Té de Tayikistán.
«Es una forma de reconstruir el sentido de la ciudad en un único tríptico»
¿En qué se diferencian los edificios de Berlín de los del resto de capitales de Europa?
No creo que los edificios de Berlín sean diversos. La ciudad fue prácticamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial, conservando muy pocos edificios originales y dejando mucho espacio para reconstruir. Ahora estos espacios se están reduciendo y Berlín se está unificando al resto de capitales europeas en las que encontrar un espacio libre y vacío es casi un milagro.
¿Es Berlín realmente una ciudad en movimiento?
Absolutamente, a veces demasiado. Históricamente siempre ha sido así. Hasta corres el riesgo de que la tienda de debajo de tu casa cierre y nadie sepa por qué. A menudo se pierden los puntos de referencia, pero la gente que se lamenta del cambio también se queja del recuerdo que conserva de la ciudad.
¿Crees que fotografiar la arquitectura de una ciudad contribuye a descubrir su historia?
Se trata de un trabajo de doble dirección. Por un lado fotografiar la ciudad ayuda a redescubrir su historia, mientras que por otro lado es la propia historia la que convierte a esta arquitectura en interesante, más allá de su estética. Si la fotografía detiene el tiempo, yo he decidido dar mi tiempo a Berlín.
¿En qué proyectos trabajas actualmente?
En los últimos tres años he trabajado en el proyecto fotográfico We Will Forget Soon, junto a mi amigo y compañero Stefano Corso. Hemos recorrido más de 8.000 km en coche buscando restos del Ejército Soviético en la ex-Alemania del Este. Es un proyecto artístico, pero también documental, del que ha derivado una muestra itinerante y la edición de un libro. También me dedico a la fotografía de interiores, eventos y retratos experimentales. El año pasado me involucré en un proyecto europeo de Social Art, con la metodología de aprendizaje del artista belga Werner Moron, y fui profesor de un workshop. Me gustaría continuar con esa experiencia.