Gracia, la niña que pintaba ventanas a otras vidas


GraziaG

Para unos es El Quijote, para otros son los molinos… pero La Mancha es mucho más. Es luz que baña la cal y resquebraja la madera. La misma que alumbró la imaginación de Gracia cuando, de niña, observaba un balcón con sombras invisibles tras cortinas de hilo. Hoy GraziaG expone sus cuadros en el Eurostars Toledo, donde puertas y ventanas desprenden el aroma a mosto y celindas del verano manchego.

«Lo que me gusta de La Mancha es que hay 1000 colores que cambian con cada estación», dice GraziaG, que pinta zócalos color añil bajo paredes ocres y maderas viejas. Las persiguió por toda la región, y las encontró en Toledo, Manzanares y Villanueva de los Infantes. Su principal enemigo fue la restauración, que en Toledo, donde reside, ha transformado las calles más anchas.

Balcón Entre las construcciones retratadas por GraziaG destaca «El patio de mi casa», cuya puerta verde nos invita a entrar en la infancia de la artista. Otro balcón nos deleita con las filigranas de su enrejado proyectadas sobre la fachada. La pintura realza el reflejo del cielo en la ventana.

Curiosamente, su tragaluz preferido se exhibió en Gerona, donde GraziaG vivió 12 años. La encargada de la tienda donde lo enmarcó lo puso en el escaparate, y una señora que pasaba por la calle le escribió una poesí­a. El cuadro le habí­a dado «paz en un dí­a de invierno», recuerda GraziaG emocionada.

Desde entonces esta artista no ha dejado de pintar, inspirada por sus visitas a Manzanares y por los paisajes gerundenses de su amigo Vicente Huedo. También, cómo no, por el hiperrealismo de Antonio López, a quien le arrancó un autógrafo en el Museo de Santa Cruz de Toledo.