Claudel irrumpe en el Musée Rodin


Le Valse, Camille Claudel

Le Valse, Camille Claudel

Para Auguste Rodin fue su amante. Su musa. Su modelo. Su alumna, pero también su maestra. Su pasión, pero también su sufrimiento. Fue Camille Claudel. Una artista genial cuyo estigma continuó más allá de su muerte, porque los artistas y los crí­ticos siempre tendieron a considerarla una simple aventajada del maestro Rodin, y porque de ella siempre ha sido más conocida su vida atribulada que su obra artí­stica. Ahora, casi cien años después de su muerte en vida, reaparece con toda su grandeza de artista consagrada. El Musée Rodin de Parí­s nos presenta la exposición Camille Claudel, une femme, une artiste.

Se trata de un conjunto de más de ochenta esculturas de mármol, terra cotta, yeso, onix y bronce, así­ como una decenas de grabados y dibujos procedentes de colecciones públicas y privadas. Todo este conjunto de esculturas viene acompañado por documentos como la correspondencia entre Rodin y Claudel, así­ como fotografí­as de la protagonista y de la época. Aparte de mostrar auténticas obras de arte Claudel, en el trasfondo de la exposición se respira cierta intención por derrumbar el tópico de que Claudel fue simplemente una alumna aventajada de Rodin. El visitante comprobará que los vasos comunicantes entre Rodin y Claudel son innegables, pero a la vez resultan evidentes otras influencias de la artista, como las artes decorativas o el llamado «japonismo», e incluso algunos terminarán preguntándose quién era el maestro y quién era alumno.

Rodin y Claudel mantuvieron una intensa y a menudo turbulenta relación amorosa durante más de diez años. Sin embargo, Rodin nunca dejó a su esposa para establecerse con Claudel y eso la marcó profundamente hasta hundirla en una espiral de miseria e inestabilidad fí­sica. Al parecer, Rodin parece que se aprovechó de sus sentimientos y de la admiración que ella sentí­a por él. Llegó incluso a obligarla a abortar. A partir de 1905 sus crisis psicológicas de agudizan, Claudel deja de exponer y a menudo se dedica a romper en pedazos sus esculturas. Fue internada en el manicomio de Montdevergues en 1913, donde habrí­a de pasar 30 años de silencios, angustias y fugaces momentos de lucidez.

La exposición está abierta en el Musée Rodin del 15 de abril al 20 de julio de 2008.

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