Ocio de altura en el Prater de Viena
Una noria gigante y un simulador de vuelo. Una alfombra voladora y un tren fantasma. Son algunas de las atracciones del Prater, el parque vienés que deleita a sus visitantes con ocio de altura. El plan perfecto para un verano con niños.
Entre sus 250 atracciones hay tiovivos nostálgicos, lanzaderas y una montaña rusa cubierta, pero la reina del Prater es la Noria Gigante de Viena, que lleva enseñando a volar a los intrépidos desde 1897. El epicentro del ocio popular donde la alta sociedad paseaba a caballo mientras Johann Strauss ensayaba sus valses. Hoy se puede recorrer en el tren de Lilipupt.
El Prater es el templo de la adrenalina. El Turbo Boost, el Bugee Jump, el Ejektion Seat o el Space-Shot la liberan a velocidades de vértigo. Pero eso es lo único que no deben sentir los que se suban al carrusel volador Praterturm, el más alto del mundo, que gira a 60 km/h a 117 metros. Eso sí, las vistas son magníficas, aunque no mejores que las del ViennaFlight, el único simulador Airbus de toda Austria, que recrea la cabina de un A320. Los visitantes pueden pilotar el vuelo que elijan con el apoyo de pilotos reales, e incluso hacerlo con un Boeing 737.
El salvaje Octopus también catapulta a sus pasajeros bastante alto, a 18 metros. Y la Schwarze Mamba (mamba negra) los hace girar en el aire a 80 km/h. Pero nada para desahogar el estrés como un viaje por la montaña rusa de interior Darkride Insider. Y en los días calurosos, Aqua Gaudi.
Quienes prefieran emociones contenidas pueden disfrutar de varios autódromos de trenes, carts, trampolines, una alfombra voladora, cabinas de la risa y jardines laberinto, casas del terror, minigolf, galerías de tiro y columpios. Y los que busquen una experiencia divulgativa para sus hijos pueden visitar el Iceberg, un viaje interactivo con osos polares y pingí¼inos, el Museo del Prater –lleno de retales del siglo XX- y el Planetarium.
El museo Madame Tussauds es otra de las atracciones principales. Los visitantes pueden ver de cerca a celebridades de todo el mundo: desde la emperatriz Sisí a Arnold Schwarzenegger o Nicole Kidman.
Para reponer fuerzas en un día tan largo está el «Wurstelprater» (Prater de las salchichas), una zona con más de 60 cafés, restaurantes y chiringuitos. Luego toca un paseo por el «Prater verde», una pradera llena de árboles y caminos tranquilos. Esta zona fue antiguamente coto de caza del emperador José II de Habsburgo, que lo puso a disposición de la población en el siglo XVIII. Hoy es el paraíso de paseantes, ciclistas y jinetes, y se puede recorrer cómodamente en el tren de Liliput, Liliputbahn. El descanso está garantizado en el Eurostars Embassy.